jueves, 26 de septiembre de 2013

Cómo salir del reposo: consejos prácticos

Ya hace más de una semana que no estoy en reposo y puedo hacer vida normal. Bueno, en teoría.

Porque en la práctica mi cuerpecito no me da para mucho, todavía. Pensaba que la recuperación de mis, eh, funciones básicas (caminar, estar de pie) anteriores al reposo sería más rápida, pero no.

Está claro que si te pegas más de tres meses en posición horizontal/ recostada, tardas más de una semana en recuperar fuerzas.

Así que aunque aún estoy yo misma en el proceso, voy a escribir aquí algunas ideas y consejos que tengo al respecto, para salir del reposo.

Consejo nº1: Empieza caminando por casa.
Siempre depende de la situación de la que partas:
  • Si has pasado tu periodo de reposo tumbada completamente, sin levantarte para nada, lo primero que hay que practicar es estar sentada fuera de la cama, en una silla o sillón. Mejor ratos cortos, antes de que puedas encontrarte muy fatigada o mareada.
  • Si te levantabas para ir al baño, o estar sentada en el sofá, puedes empezar dando paseos cortos por casa, de una habitación a otra, o pasando algunos ratos de pie.
La cuestión es ir cogiendo un poco de fuelle en un entorno seguro. Al principio te cansarás mucho, no pasa nada, siéntate o túmbate, y descansa. Y si dentro de un rato te ves con ganas, da otro paseo por casa.

Consejo nº 2: Sal a la calle acompañada.
Cuando te veas un poco más fuerte puedes salir a la calle. Al principio puede ser bajar y dar una vuelta a la manzana, o ir a la tienda que está justo debajo de tu casa, o a sentarte en el banco que está a 100 metros.

La calle es "otro nivel", porque no siempre habrá bancos o lugares donde sentarte cuando lo necesitas, y si estás débil la necesidad de sentarte puede llegar a ser MUY grande.
Por eso en este punto es muy importante salir a la calle acompañada, de forma que si flojeas puedas agarrarte a alguien, o esa persona te pueda ayudar a sentarte .- aunque sea en un bordillo - si te ves muy apurada.

Además, el acompañamiento conlleva un refuerzo psicológico, que también nos viene bien: si te pasa algo, te mareas, o incluso si rompes aguas o empiezas con contracciones, no estarás sola. Y resulta más fácil animarse a caminar por la calle si te sientes apoyada.

Consejo nº 3: Intenta salir todos los días
Una vez que ya estás en el nivel "calle", creo que es importante salir todos los días, aunque sea un poco.
No hace falta que cada día hagas más: por supuesto, si te apetece y estás con ganas y fuerzas, adelante.

Pero si no, simplemente el hecho de salir a la calle ya supone un esfuerzo mayor que el de caminar por casa, además de estar expuesta a otros estímulos (el aire, el sol, los ruidos, la gente...) que te animan a caminar y "espabilan" el cuerpo mejor que si te mueves en casa.

Mi primera idea era salir todos los días y hacer cada día un poco más que el anterior, pero en la práctica he visto que no siempre te levantas con energía como para eso. Así que ahora simplemente me "obligo" a salir al menos una vez al día, aunque sea al lado de casa.

Consejo nº 4: No fuerces mucho.
Esto lleva tiempo, así que hay que tomárselo con calma. Si fuerzas demasiado tu cuerpo se cansa, probablemente te vas a encontrar mal y vas a necesitar más tiempo para reponerte.

Es mejor hacer menos y si estás con ganas, repetir en otro momento. Por ejemplo, salir diez minutos por la mañana y otros diez por la tarde, en lugar de media hora por la mañana.

Otra experiencia propia: el tercer día de salir a la calle fuimos al parque. Aunque parábamos en algunos bancos, me envalentoné y nos alejamos demasiado, sin medir que luego había que volver.
A la vuelta, ya fuera del  parque y sin lugar donde sentarme, el cuerpo dio orden inmediata de stop y además del cansancio y el dolor de espalda que había ido acumulando, empecé a marearme. Mucho.
Me pude sentar en el suelo, pero tenía la clara sensación de que no podría llegar a casa (que estaba en ese momento a menos de 50m)
Al cabo de un rato recuperé un poco y sí, pude llegar y desplomarme en el sofá.

Así que desde entonces: sin forzar.

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De momento, estas son las ideas que tengo claras en base a lo que he ido experimentando, si se me ocurren más iré actualizando ;)

3 comentarios:

  1. Yo estoy también en ese proceso, y me he dado cuenta de lo relativas que pueden llegar a ser las distancias según las circunstancias, lo que antes estaba "al lado", como la tienda de la vuelta de la esquina, ahora me parece una excursión que me agota y se me hace larga, casi inabarcable. Es como si me hubiera convertido en una hormiguita.
    Y a eso, en mi caso, se suma el miedo, creo que me he vuelto un poco agorafóbica. La casa es un entorno seguro, pero la calle de repente me parece demasiado extensa y todo se mueve mucho y tengo la sensación de que en cualquier momento voy a hacer un esfuerzo demasiado grande que va a tener alguna terrible consecuencia. Tantos meses con el chip de "no puedo moverme, es importante que no me mueva" que una parte de mi ahora siente que estoy haciendo algo peligroso al volver a una (mínima) actividad.
    Gracias por compartir tu experiencia.
    Ali

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  2. Pero llegaste a casa, como una campeona!

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  3. Si, Ali, yo también lo sentía exactamente así: todo va muy deprisa, una se siente como una tortuguita y de repente las distancias que antes eran asequibles se vuelven kilométricas.
    Pero poco a poco se va pasando, creo - sobre todo cuando ves que aunque te muevas no pasa nada peligroso -

    Caníbal, llegué a casa pero vaya sustillo, casi me tienes que llevar a rastras ;)

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